martes, 28 de agosto de 2007

PASEO AL MAR ( variante )

Amada por la brisa marina camino junto al mar
contemplando las saladas esculturas diseminadas,
camafeos en el pecho de una tierra pletórica,
catedrales de universo,
esculturas no hechas de manos,
trenzas duras que el océano hila.
Me inclino frente a ellas con devoción serena
y tomo en mis manos estas hijas marinas,
maravillas en las sedas de la ola, salidas
del cofre azur, arrojadas
por la abundante belleza.
Así oro, así adoro al Padre
temblando de emoción ante toda la Belleza
de estas ánforas silenciosas
tiradas frente a mí.
Presente está también la brisa,
la hermana, la risueña, aromando,
besando tenue, palpando
con su húmeda ala,
amando así.
Las aves del mar están presentes.
Solemnes hijas de las tierras maduras, las que bailan
sobre olas de cosmos exactos.
Ellas están detenidas y extáticas
sobre la playa solitaria,
resaltando así,
como obscuros camafeos del mar,
escarapelas del cielo marino,
piochas vivas de triunfo de un universo,
prendedores soberbios del cielo,
caligrafías divinas,
hasta que se alzan como ángeles.
Y yo contemplo, ésas, sus danzas,
sus giros que empuja
el mismo corazón;
sus movimientos pletóricos. Su fiesta,
su reír, su ronda única,
que atisbo, suspendidas sobre mí.
Veo los obscuros arcos que forman
en el aire,
cuando ondean sus alas negras,
sus brazos de cielo,
hasta que se aquietan
obedeciendo la voz del Padre.
Continúo yo mi lento andar por este recodo
del paraíso. Mi pie tantea cómodo la mullida
arena que recibe al mar.
En éxtasis silencioso yo camino
pisando delicadamente las excelsas orlas del mar.
Y, finalmente, así medito,
sólo como un Poeta
que brotó un universo sagaz
templo vivo
herida por el dardo augusto de la Belleza
que me cae en el pecho
ante la mirada que traspasa el gozoso palio encima
ebria de amor...
Jueves 27 de Abril del 2006 8:54 p.m.


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